Red Seguridad 089

red seguridad segundo trimestre 2020 31 "No podemos externalizar el trabajo físico e intelectual en las máquinas y, al mismo tiempo, pretender también externalizar la responsabilidad, porque entonces nos convertiremos en títeres" experto entrevista En su libro Mundo Orwell afirma que la guerra cibernética es una realidad. ¿Cuáles son las armas más peligrosas en este campo de batalla? ¿Existe ya una "ciberarma de destrucción masiva", capaz de arrasar con todos los sistemas de un país? Internet se diseñó como una plata- forma distribuida lo suficientemente resiliente como para soportar ataques que pudieran ocasionar una destruc- ción masiva de la Red. Es decir, que siempre quedara alguna parte de la malla que nos permitiría seguir tenien- do conexión. Pero, evidentemente, un ataque podría afectar al sistema ener- gético que sustenta la infraestructura propia de Internet o podría degradar mucho las comunicaciones afectando a los cables de fibra óptica subma- rina. Es decir, hay formas de atacar parcialmente a la Red, pero aun así esta sigue siendo muy resiliente. En cuanto a las armas, hay dos tipos de ataque muy peligrosos. Unos son los que afectan a la capa de la estructura misma de Internet y otros los que afectan a la capa humana de Internet, a nuestra percepción de la información. Por un lado, tendríamos los troyanos y el software malicio- so, que son ahora mismo los más presentes y que más atañen a los ciudadanos. Y por otro lado, entre los ataques que afectan a la capa huma- na, tendríamos la desinformación. Vemos cómo la tecnología también desata otros tipos de conflictos, como el de Estados Unidos y China a cuenta del 5G o la Inteligencia Artificial. ¿Cómo puede afectar esto a España, teniendo en cuen- ta que empresas españolas están apostando por esta tecnología? No es que el 5G o la Inteligencia Artificial estén generando un con- flicto entre Estados Unidos y China, es que ya existe un conflicto entre dualidad dentro de la especie, nuestra capacidad para ser distintos. Lo que hacen los algoritmos es optimizar pro- cesos, pero nosotros no tenemos que ser perfectos. La solución perfecta para este asunto es rígida, pero no nos sirve para este mundo. Lo que tenemos que hacer es buscar soluciones que se basen precisamente en las indi- vidualidades y en la flexibilidad que te da la gente. Y para eso tenemos necesariamente que respetar la pri- vacidad, porque de lo contrario nos convertiremos en engranajes de una maquinaria que, si falla, perdemos todos. Con lo cual, es fundamental la preservación de la privacidad. Tenemos una dependencia abso- luta de la tecnología y en el futuro parece que habrá mucha más. ¿Cómo podemos evitar conver- tirnos en esclavos de ella y evitar que se utilice para modificar nues- tro comportamiento? No es que estemos dejando nuestra responsabilidad en manos de la tec- nología, pero lo que hemos hecho ha sido liberarnos de la responsabilidad de las decisiones, dejándole a las máquinas ese papel. El poder, la autoridad, la capacidad de decisión, la autonomía, están vinculadas a la responsabilidad. Y si tú no asumes la responsabilidad, no puedes esperar ser el que controle las decisiones. Por lo tanto, sin parar la tecnología, tenemos que conseguir que esté a nuestro servicio. ¿Cómo? Pues lo primero es aumentar nuestra formación y capa- cidad de juicio crítico en la medida en que avance la tecnología. Lo que no podemos es externalizar el trabajo físico e intelectual en las máquinas y, al mismo tiempo, pretender también externalizar la responsabilidad, por- que entonces nos convertiremos en títeres. cuyas instituciones se han empeña- do en no hacer uso de esas capa- cidades. Debemos tener en cuenta que las posibilidades que nos ofre- cen tecnologías como la Inteligencia Artificial o el tratamiento masivo de datos pueden suponer la salvación de miles de vidas; aunque también son tecnologías tremendamente peli- grosas porque pueden condenarnos a un mundo mucho más controlado, tanto por Estados como por empre- sas. Por otro lado, hemos visto un salto al mundo digital sin una capa de seguridad. Una de las lecciones claras es que la seguridad tiene que ser una exigencia de diseño en cualquier solución que se ponga a disposición del público. No puede ser que antes de abrir una carrete- ra se pasen todos los controles de seguridad para garantizar una cierta estabilidad en el tráfico físico y no se haga lo mismo con las estructuras digitales y con las plataformas en las que nos estamos basando. Existe permanentemente una con- troversia entre la extensión de algu- nas tecnologías y la privacidad, y de hecho lo vemos ahora con la pandemia. ¿Cómo se puede resol- ver ese equilibrio para no vulnerar los derechos de las personas? Está claro que cuanto más conoci- miento y control se tenga sobre una situación, más fácil es abordarla. Pero no se puede generar inmunidad de grupo; es decir, una seguridad para la sociedad a costa de la seguridad de cada uno de sus elementos. Yo estoy convencido de que la seguridad del grupo tiene que generarse en función de la seguridad de cada uno de sus de sus distintos elementos. Lo decía George Orwell: "lo impor- tante, más que estar vivo, es seguir siendo humano". La forma de ser humanos es mantener nuestra indivi-

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