En los últimos años, el avance de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha sido vertiginoso y se ha traducido en una hiperdigitalización que también ha transformado la sociedad, logrando eliminar las barreras geográficas en la interacción humana y permitiéndonos acceder a una gran diversidad de conocimientos.
En 2016, el Instituto Nacional de Ciberseguridad ya identificó en su estudio sobre las tendencias en el mercado de la ciberseguridad a los sistemas ciberfísicos y, en concreto, a los sistemas de realidad aumentada como una de las tendencias TIC en España. El desarrollo de las tecnologías relacionadas con estos sistemas ha logrado que hoy estemos más cerca de la realidad virtual.
El gran número de usuarios de redes sociales y videojuegos, junto al avance de las tecnologías mencionadas, ha brindado la posibilidad a grandes organizaciones de crear nuevos entornos digitales que aunaran diversos ámbitos. Los nuevos entornos virtuales ya están disponibles para su uso y pretenden que el usuario pueda experimentar de manera virtual situaciones de la vida real.
Ciberinteligencia en el metaverso
En este contexto, el metaverso puede entenderse como un nuevo entorno digital creado para la interacción humana dentro de Internet: un foro, una red social o un juego en línea, todos ellos conectados, facilitando que un usuario pueda crear una personalidad concreta dentro de él. De este modo, podría decirse que el metaverso es un nuevo escenario en el que desarrollar las tareas diarias, un nuevo mundo en la era digital.
El desarrollo del nuevo mundo ya ha comenzado, y lo ha hecho desde el plano económico, garantizando su continuidad y generando interés en la sociedad. En él, es posible comprar y vender bienes digitales (como tokens no fungibles y terreno digital), servicios y experiencias.
Las compañías que apuestan por este nuevo entorno tienen como objetivo continuar ofreciendo el servicio que prestan en el Internet actual, pero adaptándolo a la versión mejorada que este les aporta para ofrecer una experiencia más cercana al usuario.
Tanto para las compañías como para los particulares, el metaverso conllevará la evolución del paradigma actual de Internet y aunará las tecnologías ya existentes (como la Inteligencia Artificial o la realidad aumentada) con otras nuevas que nacerán a raíz de él. La representación del mayor exponente de este nuevo mundo supondrá para la sociedad del futuro la aproximación más cercana a la réplica de la vida real en el entorno digital.
Tanto para las compañías como para los particulares, el metaverso conllevará la evolución del paradigma actual de Internet
Riesgos
Como consecuencia, aparecerán nuevos riesgos que resulta necesario tratar de definir. Hoy en día, numerosos expertos están tratando de identificar los riesgos concretos, ya que este conocimiento supondría una ventaja sobre el escenario futuro. Dicha ventaja generaría la oportunidad de realizar las acciones preventivas necesarias evitando que los riesgos se traduzcan en amenazas o incidentes.
No obstante, como ha sucedido con el avance de la tecnología, será difícil detectar la mayoría de ellos antes de que sucedan los primeros incidentes. O, mejor dicho, que se les otorgue la notoriedad necesaria antes de que alguien «salga herido». Hasta entonces, los usuarios deberán confiar en que se están evaluando y analizando todos ellos en el desarrollo del metaverso.
De hecho, actualmente es posible identificar algunos de los ámbitos a los que afectarán estos riesgos, destacando los cuatro siguientes: personal, económico, intelectual y ecológico.
Esta primera aproximación puede colaborar en la definición primeriza de los tipos de servicios que la ciberinteligencia podrá realizar:
- Preventivos: irán ligados al reconocimiento de riesgos. La identificación mejorará con el avance en el desarrollo del metaverso.
- Reactivos: irán ligados a la magnitud y al alcance del evento. La respuesta dependerá de las tecnologías disponibles dentro del metaverso.
La información disponible en el metaverso será la clave de estos, ya que tanto el volumen de información como su carácter sensible supondrán un mayor o menor riesgo para los usuarios, así como una mayor o menor oportunidad para los delincuentes.
Tipos de delitos
Según la teoría criminológica sobre la comisión del delito, en concreto la teoría de las actividades rutinarias de Cohen y Felson, el delito acontece cuando el delincuente motivado encuentra un objetivo alcanzable y existe una carencia de control social. Esta teoría se basa en que el delincuente aprovecha la oportunidad para cometer el delito y, sobre ello, es posible explorar delitos de posible comisión en el metaverso que podrían ser analizados por la ciberinteligencia:
- Delitos contra las personas y contra la intimidad: suplantaciones y robo de identidad, acceso no autorizado a datos personales o sensibles y acoso y menores.
- Delitos económicos: estafas sobre la venta de terrenos, apropiación ilícita de bienes, fraudes sobre activos digitales (NFT) y robo de monederos y transmisión de activos.
- Delitos contra la propiedad intelectual: copia de NFT, apropiación ilícita de marcas o nombres comerciales y uso de logos o marcas registradas.
En esta línea, Interpol ha dispuesto recientemente su propio lugar en el metaverso (donde ya se encontraban organismos como la Guardia Civil), lo que puede suponer una fórmula sutil de prevención. Pero la presencia de organismos de control de la legalidad como los mencionados no es casual. Actualmente se está optando por su inclusión en todos los ecosistemas para garantizar una correcta prevención del delito. Los usuarios del metaverso deberán aceptar y entender, así, que la actividad que realicen dentro de él tendrá que responder a la legalidad.
La ciberinteligencia en el metaverso, el futuro legal
Y sobre este último punto, la legalidad, no será sencillo anticiparse. En concreto, existen dos retos complejos en este sentido: legislar un nuevo mundo en creación y tipificar antes de que las conductas delictivas comiencen a darse.
En el ámbito cíber ya ha sucedido así. Todavía existen espacios en los que se realizan ciertas acciones que, sin estar tipificadas, podrían ser delitos el día de mañana, por lo que no parece que en el metaverso vaya a ser distinto.
Con todo esto, como en cualquier ámbito nuevo en el que se sumergen los analistas, el metaverso supondrá un nuevo reto al que enfrentarse y un nuevo espacio donde las herramientas con las que trabajar distarán de las actuales, por lo que la aplicación de la ciberinteligencia será decisiva.
