El análisis conductual ya es una herramienta clave en el ámbito de la ciberseguridad moderna. Funciona utilizando la observación, recopilación y análisis de patrones de comportamiento de usuarios, dispositivos y sistemas dentro de una red. Mientras los métodos tradicionales manejan categorías de amenazas conocidas, el análisis conductual identifica actividades anómalas que podrían señalar enemigos internos o ciberataques aún desconocidos.
Análisis conductual y modelos de comportamiento en ciberseguridad
Los modelos de comportamiento se desarrollan a partir de datos históricos y patrones normales de uso. Entrenados con técnicas de aprendizaje automático, establecen una base de referencia del comportamiento esperado. Cuando se detecta una desviación significativa de esta norma, el sistema puede generar alertas automáticas para su revisión o aplicar respuestas automatizadas para mitigar el riesgo. Esta capacidad predictiva es esencial para detectar ciberataques complejos, como el movimiento lateral, el robo de credenciales o el uso indebido de accesos legítimos.
En ciberseguridad existen varios tipos de análisis de modelos de comportamiento. Uno de los más comunes es el análisis del comportamiento del usuario (UBA, por sus siglas en inglés), que monitoriza cómo interactúan los usuarios con los sistemas. Otra variante destacada es el análisis del comportamiento de mecanismos y sistemas —dispositivos IoT, servidores y aplicaciones— que también pueden dar señales de intrusión si su actividad se desvía de lo normal.
El análisis conductual es especialmente valioso en entornos donde las amenazas digitales evolucionan constantemente y donde los ciberdelincuentes usan técnicas cada vez más personalizadas. Al centrarse en el «cómo» y no solo en el «qué», se pueden detectar riesgos no catalogados.
Como hemos visto, el análisis conductual y los modelos de comportamiento representan una evolución significativa en la estrategia de la autodefensa cibernética. Permiten a las empresas e instituciones anticipar y prevenir las amenazas, responder de forma proactiva y reducir el tiempo de detección de incidentes, fortaleciendo así la postura general de seguridad.
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