La Directiva de Defensa Nacional 2020 incluye la ciberseguridad entre sus prioridades

Firma de la Directiva de Defensa Nacional 2020.

Foto de: Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa.

Enrique González Herrero

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha firmado la Directiva de Defensa Nacional 2020, en la que la ciberseguridad figura como una de las prioridades estratégicas. El documento, que establece las líneas de actuación y objetivos del Ministerio de Defensa, sustituye al del 2012 por la necesidad de «revisar y modernizar las directrices de la política de Defensa».

«El acceso seguro a las redes y la protección de los datos privados, y en general el ciberespacio, es un elemento clave de la seguridad del siglo XXI», indica la Directiva. Entre esos retos incluye la acción «tanto de actores estatales, entre los que existe una intensa competición estratégica, como no estatales (terrorismo y crimen organizado), con una gran capilaridad entre todos ellos, especialmente evidente en las acciones de desinformación y las agresiones en el ciberespacio«.

Según describe el texto, el empleo de estrategias híbridas de ataque contra España combinan procedimientos convencionales con otros asimétricos, lo que lleva aparejada «una intensa confrontación en el ciberespacio y en el entorno de la información». No en vano, la Directiva menciona la «carrera» para situarse en una posición avanzada en tecnologías como «el Internet de las Cosas, la inteligencia artificial, la computación cuántica, la ingeniería genética, la robotización o la utilización del espacio ultraterrestre». Tecnologías que «van a transformar» la realidad cotidiana y que supondrán «una revolución» en materias como la ciberseguridad y la Defensa.

Líneas relacionados con la ciberseguridad en Defensa

Entre las líneas y objetivos relacionados con la ciberseguridad en el ámbito de la Defensa, la Directiva de Defensa Nacional 2020 apunta que «para hacer frente a las estrategias híbridas» se perseguirá integrar los recursos, tanto civiles como militares, con «la finalidad de preservar la seguridad, mejorar la comunicación estratégica, incrementar la confianza en las instituciones y fomentar la resiliencia de la sociedad«.

El texto añade que «en el ámbito de la prevención y respuesta integral a las amenazas globales» tendrá especial importancia la inteligencia «fomentando la coordinación de actividades de los órganos de inteligencia, la actuación en el ciberespacio y la gestión responsable de la información pública».

Por otro lado, la Directiva recoge que las Fuerzas Armadas debe contar con «un nivel tecnológico avanzado que permita una capacidad operativa acorde a la evolución de las nuevas tecnologías». «Para ello se necesita fomentar y proteger una industria de Defensa innovadora, capaz de integrarse en proyectos y grupos empresariales multinacionales, especialmente en el ámbito europeo». En ese sentido, continúa, «la excelencia tecnológica requiere de una adecuada inversión económica, que permita potenciar tres actividades clave: la investigación, desarrollo e innovación; la captación de talento; y la formación».