Dices «Por favor» y «Gracias» a tu IA: ¿Lo estás haciendo bien o mal?

Redacción

En la era de la IA generativa, los usuarios suelen decir «Por favor,» «Gracias» y otras palabras de cortesía al interactuar con herramientas como ChatGPT. Estas muestras de civismo reflejan una amabilidad humana característica, pero la pregunta es: ¿son necesarias o incluso pueden ser contraproducentes? El debate cobró fuerza después de que Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, contara hace unos días en las redes que la costumbre de los usuarios de tratar a ChatGPT con educación le cuesta a su empresa decenas de millones en gastos de procesamiento adicional. Tal vez para no perder adeptos de la herramienta IA más famosa de Occidente, calificó ese gasto como beneficioso, insinuando que tiene un valor social implícito. Pero ahora tenemos claro que cada «Por favor» y cada «Gracias» le sale a OpenAI por un dineral.

¿Por qué nos queremos hacer amigos de la IA?

Los humanos estamos programados para tratar con empatía a las entidades receptivas, incluso a las no orgánicas. Por eso nos empeñamos en caer bien a la IA, intentando antropomorfizar o humanizar a la máquina, aplicando nuestras costumbres sociales habituales. Cuando ChatGPT genera respuestas coherentes que parecen requerir una diálogo, es fácil tomarlo automáticamente por un interlocutor dotado de conciencia. Nuestra cortesía es un reflejo instintivo, perfeccionado a través de las normas sociales. Para algunos, decir «por favor» es un acto transaccional, una manera de «suavizar» las peticiones que hacen a su herramienta IA, mientras que «gracias» sirve como un marcador conversacional. Otras personas argumentan que estos hábitos conservan nuestros estándares éticos, impidiendo que la grosería se normalice, empezando por aceptarla con las máquinas.

La cruda realidad

El 16 de abril Sam Altman defendía en la red social X/Twitter que OpenAI se gaste «decenas de millones de dólares» (y dedique un tiempo valiosísimo) en responder educadamente a los usuarios que insisten en tratar con elegancia a ChatGPT. Pero expertos como los de Forbes nos recuerdan que la Inteligencia Artificial carece de una conciencia humana.

Añadir «por favor» a una solicitud no mejora el rendimiento del sistema ni sirve para trabar una relación útil con la máquina. Cada palabra de una consulta implica aumentar el número de recursos tecnológicos y eléctricos de la herramienta IA, lo que incrementa el precio del mantenimiento para sus propietarios. Una solicitud como «Por favor, hazme un resumen de este texto y gracias» usa tokens extras en comparación con «Resume este texto». Tras miles de millones de interacciones, estos tokens se traducen en un gasto millonario. Además, la IA no memoriza el nivel de cortesía ni valora la simpatía del usuario de una conversación a la siguiente, restableciendo la interacción desde cero en cada chat.

Recordemos que hace unos meses Sam Altman se enfrentó públicamente con Elon Musk por el uso que debe tener OpenAI, la organización que creó ChatGPT. Es decir, si debe ser una entidad sin ánimo de lucro o no. Esta confrontación refleja la profunda diferencia de opinión entre ambos líderes sobre el futuro de la Inteligencia Artificial y la función de OpenAI en ese rumbo global que va a afectar a miles de millones de personas.