Jesús Sánchez CEO Áudea Seguridad de la Información

“Disponer de un plan de continuidad hubiera ayudado a muchas empresas a minimizar el impacto del coronavirus”

Jesús Sánchez, de Audea

Jesús Sánchez, CEO de Áudea Seguridad de la Información, cuenta esta entrevista las iniciativas que ha puesto en marcha su compañía para combatir el COVID-19. Además, muestra las principales lecciones aprendidas de esta crisis, sobre todo desde el punto de vista de la continuidad de negocio y de la protección frente a los ciberdelincuentes.

¿Qué iniciativas, medidas, experiencias o buenas prácticas ha puesto en marcha su compañía para contribuir a combatir los efectos producidos por la pandemia del coronavirus COVID-19?

Con casi 20 años de historia, Áudea es una empresa sólida, en un sector en auge como es el de la ciberseguridad y la privacidad. Tiene unas cuentas saneadas y una gran capacidad de crecimiento sostenido en el tiempo. Sin embargo, el COVID-19 nos ha pillado a todos por sorpresa. Y como si de una película de ciencia ficción se tratara, algunos todavía no salimos de nuestro asombro con todo lo sucedido.

Las consecuencias sanitarias y sociales que ha provocado eran totalmente inconcebibles hace unas semanas. De la noche a la mañana vimos con incredulidad cómo ir a una reunión, a un congreso o simplemente a tomar un café con un cliente ya no eran una opción.

En definitiva, un auténtico shock sanitario, social y, por supuesto, económico y laboral. Oportunidades comerciales, proyectos pendientes de aceptación, de inicio o de ejecución… Todo suspendido hasta nueva orden. Ya nos hemos hecho a la idea de que la crisis sanitaria se saldará con cientos de miles de víctimas en todo el mundo. Pero el alcance de la crisis económica que se avecina sigue siendo una incógnita. Los expertos solo se aventuran a plantear tres escenarios: ¿será en V, en U o en L? Lo único que se sabe es que habrá crisis y que los empresarios tenemos la obligación y la responsabilidad de prepararnos para lo peor mientras esperamos lo mejor.

Como no hay mal que por bien no venga, la experiencia de la crisis de 2008 nos ha servido de base para tomar decisiones de forma rápida y ágil en varios frentes durante las primeras semanas de marzo. Podemos dividir estas en tres vertientes: reorganización interna, control de tesorería y estructura empresarial.

En cuanto a la reorganización interna, la primera medida y más sencilla para nosotros fue establecer el teletrabajo continuado. En Áudea siempre hemos sido pioneros en este campo, por lo que esta no supuso ningún problema. No obstante, el teletrabajo continuado puede generar cierta sensación de soledad. Es por ello que tratamos de incentivar una mayor colaboración entre los empleados y el uso de la videoconferencia para mantener vivas las relaciones internas.

Los ‘malos’ no descansan ni con pandemias. Es importante, en este sentido, invertir tiempo y esfuerzos en las tareas de prevención

Siendo una empresa de consultoría, también intentamos acordar con los clientes que las reuniones se mantuviesen en remoto. Y ante la previsible bajada de demanda, también decidimos redirigir algunos recursos hacia otros focos. Entre ellos, el análisis, definición y promoción de nuevos productos o servicios, la optimización de la metodología de trabajo, etc.

En lo referente al control de tesorería, cuando muchos clientes se vieron obligados a cerrar sus puertas durante un tiempo indeterminado, el primer problema que identificamos fue la liquidez de la empresa. Para contrarrestarlo, pusimos en marcha un plan de control de tesorería para asegurar el pago de las facturas pendientes o para llegar a acuerdos con determinados clientes que no iban a poder hacer frente a las facturas.

Lógicamente, también nos vimos obligados a eliminar gastos superfluos, a reducir o suspender gastos no imprescindibles y a negociar con nuestros proveedores para flexibilizar el pago de las facturas. Y también empezamos a gestionar la obtención de préstamos y líneas de crédito para el caso de que el nivel de ingresos y gastos acabe desequilibrándose.

Por último, en cuanto a la estructura empresarial, semanalmente mantuvimos reuniones internas para analizar la situación actual, las previsiones a corto plazo y las suposiciones a largo. Así determinamos si era necesario hacer ajustes dentro del equipo. Sin embargo, nuestro principal objetivo es no perder a los grandes profesionales que hemos conseguido encontrar durante estos años. Y casi todos aportaron su granito de arena. En ocasiones, más que granitos…

Estamos convencidos de que superaremos este bache histórico y que, cuando lo hagamos, seremos más fuertes.

¿Cuál cree que debe ser la principal lección aprendida de esta crisis sanitaria desde la perspectiva del sector de la Ciberseguridad?

Creemos que hay varias lecciones que podemos aprender de esta crisis. Pero para nosotros las principales son las expuestas a continuación. La primera, que no podemos dar nada por supuesto y que hay que estar preparados para cualquier escenario, por impensable que sea. Disponer de un plan de continuidad y de contingencia hubiera ayudado a muchas empresas a minimizar el impacto de esta situación provocada por el coronavirus.

Y la segunda es que los ‘malos’ no descansan ni con pandemias. Es importante, en este sentido, invertir tiempo y esfuerzos en las tareas de prevención. En ellas, la concienciación y los análisis de sistemas y procesos recurrentes se convertirán en necesarios para minimizar los riesgos a los que estamos expuestos.

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