Álvaro Fernández de Araoz Gómez-Acebo, fundador y CEO de Correcta.
Álvaro Fernández de Araoz Gómez-Acebo Fundador y CEO Correcta

‘Takedowns’: el escudo digital para empresas y gobiernos

Ciberamenazas, ciberataques, cibercriminalidad

Vivimos en una era marcada por la velocidad y la facilidad con la que la información circula por internet. Esta realidad nos presenta grandes beneficios, pero también riesgos significativos como ciberataques, fraudes digitales, fake news y campañas de desinformación que se han convertido en amenazas cotidianas. Frente a estas amenazas emergen con fuerza los takedowns, una herramienta estratégica de eliminación rápida de contenido digital malicioso y esencial para la protección de empresas, gobiernos y usuarios finales. Así pues, un takedown es una intervención coordinada destinada a bloquear o eliminar contenidos online peligrosos, como páginas web fraudulentas, perfiles falsos en redes sociales, sitios de phishing, aplicaciones móviles maliciosas, dominios o subdominios falsos o contenido difamatorio y hasta falso. Y es que, gracias a esta respuesta ágil, se mitigan riesgos económicos, reputacionales y legales de forma rápida y efectiva.

Conviene señalar que el cibercrimen automatizado y asistido por agentes de IA nunca duerme. Está en constante acecho operando las 24 horas del día, los 7 días de la semana, siempre en busca de nuevas víctimas y de cualquier información sensible que pueda ser aprovechada o sustraída. Lidiar con contenidos difamatorios hacia un partido político o con una página web fraudulenta que se hace pasar por una entidad bancaria exige una respuesta inmediata. Y es que el tiempo es un enemigo implacable cuando un dominio malicioso puede vaciar miles de cuentas en cuestión de segundos y cada segundo de retraso podría costar millones. Empresas de ciberseguridad, proveedores de servicios de Internet, registradores de dominios y plataformas colaboran de forma eficaz y constante para desactivar las ciberamenazas antes de que causen daño. Así pues, los takedowns han demostrado ser de gran utilidad e imprescindibles para proteger a miles de usuarios, empresas y gobiernos de fraudes, robos de identidad y crisis reputacionales.

Los takedowns forman parte fundamental de lo que conocemos como threat intelligence o inteligencia de amenazas. Plataformas avanzadas de threat intelligence permiten monitorizar, identificar y evaluar continuamente riesgos digitales. Estas herramientas realizan un seguimiento automatizado escaneando redes sociales, dominios falsificados, dark web y marketplaces ilegales para detectar y alertar sobre amenazas en tiempo real. Una vez identificada una amenaza concreta, se activa el proceso de takedown para neutralizarla de forma inmediata minimizando el daño potencial.

¿Puede el uso de los ‘takedowns’ como defensa activa mantener el orden mundial?

Veamos algunos ejemplos globalmente conocidos con colaboración público-privada en los que su uso ha sido necesario: durante las elecciones presidenciales de 2020 y 2024 en Estados Unidos, las redes sociales como Facebook y Twitter trabajaron junto a gobiernos y empresas de ciberseguridad para eliminar cuentas y páginas que difundían desinformación sobre candidatos, procesos electorales y resultados. En estos casos, los takedowns fueron utilizados para evitar la propagación de noticias falsas que pudieran alterar el voto popular o generar caos.

Destaca también la pandemia de COVID-19 donde hubo un aumento masivo de noticias engañosas y contenidos manipulados relacionados con tratamientos falsos, teorías conspirativas sobre el virus y desinformación sobre vacunas. En este caso los takedowns fueron implementados por plataformas como YouTube, Twitter y Facebook para bloquear estos contenidos y evitar que más personas fueran víctimas de fraudes de salud. Bien es cierto que para que el uso de los takedowns se mantenga dentro de los límites de la legalidad, las plataformas deben ser transparentes sobre las razones de la eliminación de contenido y ofrecer mecanismos claros de apelación buscando, a su vez, un equilibrio en el que no se impida el ejercicio legítimo de la libertad de expresión individual.

¿Cuándo son éticos los ‘takedowns’?

Es crucial entender que los takedowns, aunque efectivos, deben ejecutarse dentro de un marco legal y ético riguroso. Los takedowns éticos se sustentan en la transparencia, el respeto a los derechos fundamentales y la cooperación entre autoridades, empresas tecnológicas y expertos en ciberseguridad. Un ejemplo de ello son los takedowns dirigidos a eliminar contenido terrorista, noticias falsas o infraestructuras de ransomware con el objetivo de proteger vidas y evitar daños sustanciales a empresas e instituciones públicas.

Sin embargo, también existen takedowns no éticos, motivados por intereses particulares que pueden atentar contra la libertad de expresión o manipular la información legítima. Es responsabilidad de las plataformas mantener procesos claros y transparentes para evitar abusos.

¿Cómo ayudan los ‘takedowns’ en la reputación de empresas y gobiernos?

Lejos del debate sobre la ética o libertad de expresión, no cabe duda de la eficacia que esta herramienta supone para gestionar crisis reputacionales o el aumento de una visibilidad positiva de empresas y gobiernos. Un uso adecuado de los takedowns puede restaurar la integridad de una marca, prevenir daños a largo plazo y evitar que se difundan falsedades que puedan distorsionar la percepción pública. Así pues, en situaciones de crisis reputacional, los takedowns se convierten en una respuesta eficaz para mitigar el impacto de reseñas negativas o contenido falso e incómodo que circula online. Esto no solo ayuda a detener la propagación de rumores o desinformación, también actúa como un factor de contención ante una crisis de reputación. Y es que la rapidez y habilidad con la que se pueden desactivar estos ataques digitales es crucial para evitar que la situación se agrave restaurando así la confianza tanto en los consumidores como en el público en general.

Conviene destacar en este campo el uso, cada vez con más frecuencia, de la IA en la detección de contenido malicioso y desinformación. Herramientas automatizadas creadas exclusivamente con esta finalidad pueden detectar patrones de comportamiento sospechosos, como las llamadas «granjas de clics» y permitir a las plataformas, empresas y gobiernos intervenir antes de que el daño se propague. Y es que las crecientes tensiones geopolíticas auguran un aumento significativo de ciberataques a instituciones públicas y empresas, así como de información masiva de contenido engañoso. En este contexto, los takedowns se convierten no solo en una herramienta de defensa, sino en una posible arma de guerra de la información.

Conclusión

En definitiva, los takedowns se consolidan como una herramienta esencial en la defensa digital moderna. Su capacidad para neutralizar rápidamente amenazas digitales protege a usuarios, empresas e instituciones públicas frente a ciberataques, fraudes y campañas de desinformación. Combinados con tecnologías avanzadas de threat intelligence, los takedowns no solo reaccionan, sino que previenen de manera proactiva los ataques manteniendo así la seguridad y estabilidad del entorno digital global.